Adicción: Una Mirada/visión/perspectiva Completamente Nueva
Todos somos capaces de ser adictos. Aquí está la información de nuestra batalla contra la addicción. Por J.E. Rodgers, publicado el 1 de Septiembre de 1994, reseñado por última vez el 15 de Febrero de 2011.
Nuestras teorías y políticas sobre adicción están desafortunadamente desactualizadas. La investigación muestra que no hay drogas demoníacas. Ni son los adictos innatamente defectuosos. La naturaleza nos ha provisto a todos con la capacidad de ser atrapados -y todos nos enganchamos/involucramos/caemos en conductas adictivas en algún grado.
Millones de americanos son aparentemente atrapados, no sólo por la heroína, morfina, anfetaminas, tranquilizantes, y cocaína sino también con nicotina, cafeína, azúcar, esteroides, trabajo, delincuencia, juego, ejercicio, e incluso amor y sexo. La Batalla contra la Droga solamente es más larga que un siglo. En los tempranos 1990, los Estados Unidos gastaron 45 millones de millones sustentándola, sin final a la vista, a pesar de cada tipo de tratamiento de adicción desde la psicocirugía, psicoanálisis, psicodelia, y autoayuda hasta la acupuntura, confrontación grupal, terapia familiar, hipnosis, meditación, educación y amor tenaz.
Pareciera no haber final para nuestras 'dependencias', su intractabilidad perpleja, las explicaciones locuaces por sus causas e incluso más 'soluciones' locuaces. La noticia, sin embargo, es que los especialistas en cerebro, mente y comportamiento están re-pensando la noción completa de adicción. Con ayuda de la neurociencia, la biología molecular, la farmacología, la psicología, y la genética, ellos están desafiando sus propios supuestos más centrales y las "certezas" populares y sorpresivamente están encontrando características comunes entre las adicciones.
Están usando nuevas técnicas de imagen para ver cómo se ve y siente la adicción y dónde "viven" los anhel
os en el cerebro y la mente. Ellos van concluyendo que las cosas están lejos de desesperanzadas y están rápidamente reemplazando las conjeturas por hechos. Por ejemplo, los científicos han aprendido que cada animal, desde los antiguas babosas hasta los reptiles, roedores y humanos, comparten el mismo placer básico y circuitos de "recompensa" en el cerebro, circuitos todos que se encienden cuando en contacto con sustancias adictivas o durante actos placenteros tales como comer o el orgasmo. Una conclusión de esta evidencia es que las conductas adictivas son normales, una parte natural de nuestro "cableado". Si no lo fueran, o si fueran poco frecuentes, la naturaleza no habría permitido a la capacidad ser adictiva, evolucionar, sobrevivir y adherirse a cada criatura viviente.
"Todos se enganchan en comportamientos adictivos hasta algún punto porque cosas como comer, beber y el sexo son esenciales para sobrevivir y altamente fortalecedoras," dice G.A.Marlatt, Ph.D., director del Centro de Investigación de Conductas Adictivas en la Universidad de Washington. "Obtenemos gratificación inmediata de ellas y las encontramos difíciles de abandonar, verdaderamente. Esa es una muy buena definición de adicción."
El hecho inevitable es que la naturaleza nos dotó de la capacidad de ser atrapados porque el cerebro ha evolucionado amorosamente un sistema de recompensa, de la misma manera en que tiene un sistema de dolor," dice el fisiólogo y farmacólogo Steven Childers, Ph.D. de la Escuela de Medicina Bowman Gray en Carolina del Norte. "El hecho de que algunas cosas pueden disparar accidental o inadvertidamente ese sistema, de alguna forma no viene al caso."
"Nuestros cerebros no desarrollaron receptores de opio para tentarnos con la adicción a la heroína. La planta de coca no desarrolló cocaína para producir lo que llamamos adictos al crack. A esta planta le importa un bledo nuestro cerebro. Pero la adicción a la heroína y a la cocaína ciertamente nos habla en gran medida de cómo funcionan nuestros cerebros. Y cómo trabajan es que si probaste o experimentaste algo que te gusta, que se siente bien, te ves reforzado a hacer eso nuevamente. Pulsiones básicas por comida, sexo y placer activan centros de recompensa en el cerebro. Ellos son parte de la naturaleza humana."
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