TRABAJO PRACTICO N°6
Dilemmas in the process of weight reduction: Exploring
how women experience training as a means of losing weight
A. Pre-reading stage.
1.
Have a look at the article and identify its structure.
Abstract-Introduction
- Aims- The Treatment Program – Theoretical Framework-
Methods-Results-Theoretical Interpretations- Discussion
Conflicts of interest
and funding.
2.
Who are the authors?
KAREN SYNNE GROVEN, PhD Student1 & GUNN
ENGELSRUD, Professor1, 2
3.
What is the source?
Int J Qualitative Stud Health Well-being
4.
Are there any visuals?
Si, tablas.
5. Have a look at the title. What do you know about
the topic? What information do you think this article may include?
(Respuesta personal)
B.
Abstract.
1.
Read the abstract and identify its four parts.
Proposition, Metodología, Resultados, Conclusiones (Show them in artículo)
2.
Translate the abstract.
Resumen
Los pacientes con diagnóstico de obesidad se les ofrecen en general las intervenciones de comportamiento basadas en grupos que incluyen asesoramiento dietético y programas de ejercicio. En particular, el entrenamiento de alta intensidad - que combina el levantamiento de pesas con el ejercicio aeróbico - ha resultado eficaz para perder peso. Por otra parte, estudios recientes han demostrado que las personas que participan en el entrenamiento de alta intensidad son más propensas a mantener su pérdida de peso en comparación con las personas con niveles más bajos de actividad física. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones en este campo han hecho uso de los métodos cuantitativos que se centran en el efecto medible de este tipo de intervenciones. Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue mostrar cómo se experimenta el entrenamiento desde una perspectiva en primera persona, a saber, los propios pacientes. Nuestra intención fue arrojar algo de luz nueva sobre el proceso de pérdida de peso que afecta más que los impactos “medibles”' del entrenamiento. Se utilizó un enfoque cualitativo basado en entrevistas con cinco mujeres seleccionadas a partir de una clínica de atención primaria de salud en Noruega. Nuestros resultados muestran que las experiencias de entrenamiento están conectadas a la experiencia general de las participantes de tener sobrepeso. Tanto las relaciones con las otras personas y las experiencias anteriores son importantes para la forma en que el entrenamiento se lleva a cabo y la percepción del mismo. Se identificaron cinco temas que sostuvieran esta línea de argumentación: (1) la mirada de otros, (2) un terreno en común, (3) la dependencia de un seguimiento cercano, (4) malestar corporal doloroso, y (5) la búsqueda de resultados - una experiencia ambivalente. Los resultados destacan la importancia de encontrar el propio contexto y el soporte adecuado para las necesidades de cada paciente.
Los pacientes con diagnóstico de obesidad se les ofrecen en general las intervenciones de comportamiento basadas en grupos que incluyen asesoramiento dietético y programas de ejercicio. En particular, el entrenamiento de alta intensidad - que combina el levantamiento de pesas con el ejercicio aeróbico - ha resultado eficaz para perder peso. Por otra parte, estudios recientes han demostrado que las personas que participan en el entrenamiento de alta intensidad son más propensas a mantener su pérdida de peso en comparación con las personas con niveles más bajos de actividad física. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones en este campo han hecho uso de los métodos cuantitativos que se centran en el efecto medible de este tipo de intervenciones. Por lo tanto, el objetivo de este estudio fue mostrar cómo se experimenta el entrenamiento desde una perspectiva en primera persona, a saber, los propios pacientes. Nuestra intención fue arrojar algo de luz nueva sobre el proceso de pérdida de peso que afecta más que los impactos “medibles”' del entrenamiento. Se utilizó un enfoque cualitativo basado en entrevistas con cinco mujeres seleccionadas a partir de una clínica de atención primaria de salud en Noruega. Nuestros resultados muestran que las experiencias de entrenamiento están conectadas a la experiencia general de las participantes de tener sobrepeso. Tanto las relaciones con las otras personas y las experiencias anteriores son importantes para la forma en que el entrenamiento se lleva a cabo y la percepción del mismo. Se identificaron cinco temas que sostuvieran esta línea de argumentación: (1) la mirada de otros, (2) un terreno en común, (3) la dependencia de un seguimiento cercano, (4) malestar corporal doloroso, y (5) la búsqueda de resultados - una experiencia ambivalente. Los resultados destacan la importancia de encontrar el propio contexto y el soporte adecuado para las necesidades de cada paciente.
Palabras clave: Obesidad, reducción de peso, ejercicio, estudio cualitativo, grupo de tratamiento
(Aceptado: 7 de marzo de 2010; Publicado: 22 de abril de 2010)
C.
Introduction.
1.
Read the introduction and write T or F.
· Nowadays,
obesity is considered just a superficial issue. F
· Obesity
has not only physical but also psychological consequences. T
· There are
no differences between men and women as regards this finding. F
· Eating a
healthy diet is enough for losing weight. F
· Public Health
institutions are concerned with obesity and its consequences. T
· The WHO
sees obesity as an illness’
· The effect
of exercise on losing weight has not been proved. F
· There is enough
research about how individuals see exercise as a way to lose weight. F
· Some
studies have discovered that women associate exercise with negative feelings. T
2.
Translate the Introduction.
Introducción
En la sociedad occidental contemporánea, la obesidad
es considerada no deseada y problemática. Desde un perspectiva médica, la
obesidad es vista como uno de los principales problemas de salud pública en la
época moderna, ocasionando enfermedades graves, tales como el cáncer, la
diabetes, y problemas del corazón problemas (Ferraro y Kelley-Moore, 2005). Las
investigaciones también documentan que las personas con obesidad están estigmatizadas
y son discriminadas, además de que tienen que luchar con problemas
psicológicos. Las mujeres parecen sufrir tales problemas en especial profundamente
(Carr & Friedman, 2005). Un estudio noruego ha documentado una diferencia significativa
entre las mujeres jóvenes y los hombres en relación al sobrepeso y a la salud
mental. Mientras que parecía haber una conexión significativa entre el índice
de masa corporal (IMC) y los síntomas psicológicos* tales como la ansiedad, la tristeza
y la baja autoestima * con respecto a las mujeres encuestadas, no existía
tal conexión para los hombres
encuestados (Lien, Kumar, y Lien,
2007). También se
documentan resultados similares
en un estudio norteamericano que tenía casi 20.000 encuestados
(Needham & Crosnoe, 2005). Según los
sociólogos Bell y McNaughton, tales
diferencias de género pueden ser
vistas a la luz de la importancia
que el cuerpo femenino tiene en
la cultura occidental contemporánea. Ellos argumentan que un cuerpo delgado y en forma representa un ideal
para las mujeres occidentales. Ser
delgado y estar en forma está asociada con autodisciplina
y control, mientras que el exceso de peso da connotaciones negativas, como la pereza y la falta de auto-disciplina (Bell
& McNaughton, 2007). Con el fin de evitar problemas
de salud, se recomienda encarecidamente a las personas
con sobrepeso cambiar su estilo
de vida. El ejercicio regular y una dieta saludable
son considerados fundamentales para
perder peso (Fogelholm y Kukkonen-Harjula, 2000; Jain,
2005). En el
ámbito público, este mensaje se
repite a diario.
En muchos artículos publicados, así
como en programas de televisión, la reducción de peso esta supuestamente al
alcance de todos los que están decididos a hacer más ejercicio y comer menos
(Groven 2008; Malterud y Ulriksen, 2009 y Rugseth 2006). A pesar de este
enfoque público en un estilo de vida saludable, los noruegos parecen estar
ganando, más que perdiendo peso. Las estadísticas muestran que casi el 20% de
la población noruega tiene sobrepeso lo
que indica que tienen un IMC de 30 o más, el cual es similar a las estadísticas
de otros países de Europa Occidental
(Hjelmeseth, 2007). En consecuencia, la promoción de la salud se ha
tornado cada vez más importante y una parte visible de las campañas de salud
pública, alimentando el pánico actual sobre la obesidad en la población.
En estas campañas, las autoridades de la salud destacan la idea de que cada uno es responsable de su propia la salud. Al mismo tiempo, parece haber un acuerdo general de que a aquellos que no pueden perder peso por si solos se les debería ofrecer ayuda profesional dentro del servicio de salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad esta ahora considerada como una enfermedad crónica que necesita tratamiento profesional. Por lo tanto, encontrar el tratamiento adecuado se ha convertido en una preocupación público y fondos significativos son destinados a desarrollar los programas más “eficaces” de pérdida de peso'' (Stortingsmelding nr. 16, 2002).
A pesar de que la restricción calórica se considera primordial con el fin de bajar de peso, el ejercicio regular debe llevarse a cabo con el fin de generar una pérdida de peso sustancial, según estudios recientes (Borer, 2008; Trapp, Chisholm, Freund, y Boutcher, 2008). En especial, el entrenamiento de alta intensidad que implica el levantamiento de peso (70% de intensidad máxima) combinado con el ejercicio aeróbico (trote ligero o uso del ergómetro estático) ha demostrado ser eficaz para perder peso (Fogelholm y Kukkonen-Harjula, 2000).
Además, estudios recientes han demostrado que las personas que participan en entrenamiento de alta intensidad son más propensos a mantener su pérdida de peso en comparación con las personas con niveles más bajos de actividad física (Franz, Vanwormer, Crain, y Pronk, 2007). Sin embargo, la mayor parte de la investigación en este campo ha hecho uso de métodos cuantitativos centrados en los “efectos” medibles de tales programas de ejercicio (Ogden, 2006). Este tipo de investigación proporciona información útil sobre los cambios en el IMC, el peso corporal, la fuerza muscular y el consumo de oxígeno. Sin embargo, no puede proporcionar información detallada sobre las experiencias propias de los pacientes como un modo de perder peso tal como lo definen los propios individuos. Además, tales investigaciones - por la naturaleza del análisis estadístico utilizado- tienen como objetivo minimizar en lugar de explorar las diferencias individuales. Esencialmente no hay pensamientos y sentimientos acerca del entrenamiento como un modo de perder peso. Sin embargo, dos estudios previos estudios han utilizado métodos cualitativos y explorado cómo las mujeres con obesidad describen el significado de la actividad física en sus vidas (Ogden, 2006; Rugseth, 2006). Rugseth llegó a la conclusión de que las mujeres no sólo destacaban muchas experiencias negativas con la actividad física desde la infancia, sino también describían cómo estas experiencias generaban tensión y ansiedad cuando trataban de ejercitarse como adultas. Un hallazgo importante en el estudio de Ogden fue que sus encuestadas asociaban la actividad física con molestias y dolor. Muchas tenían problemas con las actividades diarias debido a su gran peso y sentían dolor durante la actividad física. Por lo tanto, evitaban actividades que se asociaban a una intensidad moderada y alta, como caminar a paso ligero y trotar suavemente. Como una de ellas lo explicó: ‘‘Dolor en mis rodillas. En mi ingle y casi no podía caminar en absoluto… no podía caminar muy lejos. no podía subir las escaleras'' (Ogden, 2006, p. 278). Tomados en conjunto, estos estudios revelan un dilema sorprendente sobre el énfasis de la literatura actual en el entrenamiento “efectivo’’: por un lado, las encuestadas sentían la necesidad de ejercitarse de forma regular, con lo que probaban que eran capaces de bajar de peso por su propia cuenta. Por otro lado, la actividad física era asociada con molestias r y sentimientos de fracaso - experiencias negativas que les hizo permanecer lejos del entrenamiento organizado como adultos. En otras palabras, como personas con obesidad tenían problemas para '' encajar'' y encontrar formas de ejercicio que se adaptaran a sus necesidades. Teniendo esto en cuenta, parece que hay una brecha en el campo de la investigación de la obesidad; es decir, una necesidad de estudios cualitativos que exploren lo que es ser un paciente en programas de pérdida de peso basados en grupos y organizados por el servicio de salud.
Durante los últimos 5 años, un número creciente de fisioterapeutas en Noruega han ofrecido tratamientos basados en grupos para los pacientes diagnosticados con la obesidad. Esta práctica, entre otras cosas, se relaciona con los esfuerzos llevados a cabo por las autoridades sanitarias para prevenir la obesidad, ya que se considera que los fisioterapeutas tiene especial experiencia en la facilitación de ejercicio físico para este grupo (Sosial-og Heledirektoratet, 2004, p. 45). Sin embargo, hay poca investigación basada el conocimiento disponible sobre la forma en que los fisioterapeutas utilizar su función como “expertos”' en relación con sus pacientes y los métodos que utilizan para motivarlos. Por otra parte, se sabe poco acerca de cómo los pacientes con problemas de obesidad reaccionan al '' conocimiento del experto''. Lo mismo se aplica a la manera en la cual los pacientes perciben la experiencia de participar en ejercicio físico en compañía de otras personas con sobrepeso personas. K. S. Groven y G. Engelsrud
En estas campañas, las autoridades de la salud destacan la idea de que cada uno es responsable de su propia la salud. Al mismo tiempo, parece haber un acuerdo general de que a aquellos que no pueden perder peso por si solos se les debería ofrecer ayuda profesional dentro del servicio de salud. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la obesidad esta ahora considerada como una enfermedad crónica que necesita tratamiento profesional. Por lo tanto, encontrar el tratamiento adecuado se ha convertido en una preocupación público y fondos significativos son destinados a desarrollar los programas más “eficaces” de pérdida de peso'' (Stortingsmelding nr. 16, 2002).
A pesar de que la restricción calórica se considera primordial con el fin de bajar de peso, el ejercicio regular debe llevarse a cabo con el fin de generar una pérdida de peso sustancial, según estudios recientes (Borer, 2008; Trapp, Chisholm, Freund, y Boutcher, 2008). En especial, el entrenamiento de alta intensidad que implica el levantamiento de peso (70% de intensidad máxima) combinado con el ejercicio aeróbico (trote ligero o uso del ergómetro estático) ha demostrado ser eficaz para perder peso (Fogelholm y Kukkonen-Harjula, 2000).
Además, estudios recientes han demostrado que las personas que participan en entrenamiento de alta intensidad son más propensos a mantener su pérdida de peso en comparación con las personas con niveles más bajos de actividad física (Franz, Vanwormer, Crain, y Pronk, 2007). Sin embargo, la mayor parte de la investigación en este campo ha hecho uso de métodos cuantitativos centrados en los “efectos” medibles de tales programas de ejercicio (Ogden, 2006). Este tipo de investigación proporciona información útil sobre los cambios en el IMC, el peso corporal, la fuerza muscular y el consumo de oxígeno. Sin embargo, no puede proporcionar información detallada sobre las experiencias propias de los pacientes como un modo de perder peso tal como lo definen los propios individuos. Además, tales investigaciones - por la naturaleza del análisis estadístico utilizado- tienen como objetivo minimizar en lugar de explorar las diferencias individuales. Esencialmente no hay pensamientos y sentimientos acerca del entrenamiento como un modo de perder peso. Sin embargo, dos estudios previos estudios han utilizado métodos cualitativos y explorado cómo las mujeres con obesidad describen el significado de la actividad física en sus vidas (Ogden, 2006; Rugseth, 2006). Rugseth llegó a la conclusión de que las mujeres no sólo destacaban muchas experiencias negativas con la actividad física desde la infancia, sino también describían cómo estas experiencias generaban tensión y ansiedad cuando trataban de ejercitarse como adultas. Un hallazgo importante en el estudio de Ogden fue que sus encuestadas asociaban la actividad física con molestias y dolor. Muchas tenían problemas con las actividades diarias debido a su gran peso y sentían dolor durante la actividad física. Por lo tanto, evitaban actividades que se asociaban a una intensidad moderada y alta, como caminar a paso ligero y trotar suavemente. Como una de ellas lo explicó: ‘‘Dolor en mis rodillas. En mi ingle y casi no podía caminar en absoluto… no podía caminar muy lejos. no podía subir las escaleras'' (Ogden, 2006, p. 278). Tomados en conjunto, estos estudios revelan un dilema sorprendente sobre el énfasis de la literatura actual en el entrenamiento “efectivo’’: por un lado, las encuestadas sentían la necesidad de ejercitarse de forma regular, con lo que probaban que eran capaces de bajar de peso por su propia cuenta. Por otro lado, la actividad física era asociada con molestias r y sentimientos de fracaso - experiencias negativas que les hizo permanecer lejos del entrenamiento organizado como adultos. En otras palabras, como personas con obesidad tenían problemas para '' encajar'' y encontrar formas de ejercicio que se adaptaran a sus necesidades. Teniendo esto en cuenta, parece que hay una brecha en el campo de la investigación de la obesidad; es decir, una necesidad de estudios cualitativos que exploren lo que es ser un paciente en programas de pérdida de peso basados en grupos y organizados por el servicio de salud.
Durante los últimos 5 años, un número creciente de fisioterapeutas en Noruega han ofrecido tratamientos basados en grupos para los pacientes diagnosticados con la obesidad. Esta práctica, entre otras cosas, se relaciona con los esfuerzos llevados a cabo por las autoridades sanitarias para prevenir la obesidad, ya que se considera que los fisioterapeutas tiene especial experiencia en la facilitación de ejercicio físico para este grupo (Sosial-og Heledirektoratet, 2004, p. 45). Sin embargo, hay poca investigación basada el conocimiento disponible sobre la forma en que los fisioterapeutas utilizar su función como “expertos”' en relación con sus pacientes y los métodos que utilizan para motivarlos. Por otra parte, se sabe poco acerca de cómo los pacientes con problemas de obesidad reaccionan al '' conocimiento del experto''. Lo mismo se aplica a la manera en la cual los pacientes perciben la experiencia de participar en ejercicio físico en compañía de otras personas con sobrepeso personas. K. S. Groven y G. Engelsrud
D.
Complete the following chart briefly.
|
E. Results.
Make a list of the five themes described in the
Results section.
1- la mirada de los otros
2- un terreno compartido
3- dependencia de un
seguimiento cercano
4- molestia corporal
dolorosa
5- búsqueda de resultados: una
experiencia ambivalente
F. Discussion.
Translate the Discussion section. (Not
the Methodological considerations)
Discusión
Las experiencias de las mujeres indican que están
preocupadas por perder peso para sentirse mejor sobre sí mismas. Y puesto que
la adquisición de resultados parece ser de suma importancia, presionarse a sí mismas es entendido como esencial. Por
otra parte, el sentimiento de malestar y el dolor que acompaña al entrenamiento
es entendido como un signo de su cuerpo sigue siendo demasiado pesado. De esta
manera, a los sentimientos de inseguridad y las molestias de las mujeres no se
les da un significado más allá de la
necesidad de perder más peso. En comparación, una de las mujeres hablo acerca de las experiencias de bienestar y comodidad al hacer Mensendieck, una práctica de entrenamiento que sin embargo abandono, porque no dio lugar a la pérdida de peso. Tal vez las experiencias de Annie puede interpretarse como un dilema de relevancia aquí: que tanto los sentimientos de bienestar y confort, así como las molestias y el dolor deben ser suprimidos (si es necesario) para cumplir con las normas y los ideales sobre cuerpo y la salud definidos por nuestra sociedad. El hecho de que el Mensendieck se caracterice por prácticas de ejercicio de baja intensidad, sobre todo que piden a los participantes que hagan
hincapié en las experiencias corporales es también digno de elaboración. Tal vez este aspecto debería ser incluido en programas de entrenamiento para mujeres con problemas de obesidad. Esto desafiaría las nociones predominantes de entrenamiento ''correcto'' y '' efectivo'' como medio para perder peso. De hecho, varios estudios de entrenamiento han subrayado que presionarse a uno mismo puede ser considerado tanto necesario como
incómodo en la sociedad occidental. Esta forma de expresarse puede entenderse como culturalmente aceptable. Con el fin de adquirir una forma y un cuerpo saludables, las mujeres necesitan mucho ejercicio de forma regular (Markula 2005; Shilling, 2003). De acuerdo a Engelsrud (2007), este entendimiento cultural, podría ser internalizado cuando las personase suprimen el malestar corporal. Inspirada en la filosofía de Merleau-Ponty,
ella sugiere que a la objetivación del cuerpo se le da prioridad en las experiencias de las mujeres con el entrenamiento, mientras que la subjetividad del cuerpo se coloca en
el fondo. Si uno relaciona esta línea de argumentación, es sorprendente cómo hablan las mujeres acerca del entrenamiento como algo que se sienten obligadas a hacer - algún tipo de obligación que no es agradable, pero que vale la pena después en términos de lograr
un cuerpo más delgado y en forma. El ideal parece ser mantenerse viva en el discurso sobre los ideales del cuerpo y como una relación con el cuerpo que cuenta culturalmente.
Por otra parte, también se podría argumentar que las participantes de nuestro estudio han incorporado el conocimiento biomédico en los que el programa de entrenamiento se funda. El logro de un efecto mensurable se considera como conocimiento ''adecuado'' y esto también es a lo que da prioridad el fisioterapeuta.
necesidad de perder más peso. En comparación, una de las mujeres hablo acerca de las experiencias de bienestar y comodidad al hacer Mensendieck, una práctica de entrenamiento que sin embargo abandono, porque no dio lugar a la pérdida de peso. Tal vez las experiencias de Annie puede interpretarse como un dilema de relevancia aquí: que tanto los sentimientos de bienestar y confort, así como las molestias y el dolor deben ser suprimidos (si es necesario) para cumplir con las normas y los ideales sobre cuerpo y la salud definidos por nuestra sociedad. El hecho de que el Mensendieck se caracterice por prácticas de ejercicio de baja intensidad, sobre todo que piden a los participantes que hagan
hincapié en las experiencias corporales es también digno de elaboración. Tal vez este aspecto debería ser incluido en programas de entrenamiento para mujeres con problemas de obesidad. Esto desafiaría las nociones predominantes de entrenamiento ''correcto'' y '' efectivo'' como medio para perder peso. De hecho, varios estudios de entrenamiento han subrayado que presionarse a uno mismo puede ser considerado tanto necesario como
incómodo en la sociedad occidental. Esta forma de expresarse puede entenderse como culturalmente aceptable. Con el fin de adquirir una forma y un cuerpo saludables, las mujeres necesitan mucho ejercicio de forma regular (Markula 2005; Shilling, 2003). De acuerdo a Engelsrud (2007), este entendimiento cultural, podría ser internalizado cuando las personase suprimen el malestar corporal. Inspirada en la filosofía de Merleau-Ponty,
ella sugiere que a la objetivación del cuerpo se le da prioridad en las experiencias de las mujeres con el entrenamiento, mientras que la subjetividad del cuerpo se coloca en
el fondo. Si uno relaciona esta línea de argumentación, es sorprendente cómo hablan las mujeres acerca del entrenamiento como algo que se sienten obligadas a hacer - algún tipo de obligación que no es agradable, pero que vale la pena después en términos de lograr
un cuerpo más delgado y en forma. El ideal parece ser mantenerse viva en el discurso sobre los ideales del cuerpo y como una relación con el cuerpo que cuenta culturalmente.
Por otra parte, también se podría argumentar que las participantes de nuestro estudio han incorporado el conocimiento biomédico en los que el programa de entrenamiento se funda. El logro de un efecto mensurable se considera como conocimiento ''adecuado'' y esto también es a lo que da prioridad el fisioterapeuta.
En este artículo hemos documentado cómo el entrenamiento es experimentado
como algo que está conectado a la experiencia general de una persona de tener
sobrepeso. Tanto las relaciones con otras personas y las experiencias previas son importantes para la forma en que el entrenamiento
es realizado y percibido. Estas experiencias son individuales en el sentido de
que la historia de vida de cada persona afecta la importancia atribuida al
entrenamiento. Al mismo tiempo, las experiencias de la reducción de peso se entretejen
con relaciones culturales y de género. Los hallazgos muestran cómo la
participación en los programas de entrenamiento implica una variedad de
experiencias. El hecho de que implique la dependencia del fisioterapeuta, dolor,
y molestias, así como sentimientos de filiación y fraternidad ilustra cómo tales
experiencias fluctúan y cambian durante el entrenamiento, como lo hacen en su
vida cotidiana y en sus encuentros con
los demás. El carácter cambiante de estas experiencias puede contribuir a la
discusión de si la reducción de peso debe ser la medida de resultado central
para todos los participantes. Por un
lado, consideran que la pérdida de peso como esencial. Por otro lado, declaran
que la forma en que otros los ven como personas es la cosa más importante. Sin
embargo, parece que tienen incorporado la idea cultural que ser delgado es valioso.
Para obtener este valor, la atención en los resultados mensurables ayuda a
crear la tensión necesaria
y la presión para perder peso. Sin embargo, hay un sorprendente dilema adjunto a esta preocupación por perder peso - es decir, que tal presión puede a su vez conducir a una pérdida de la voluntad y la motivación para continuar con el entrenamiento, y como resultado, los participantes pueden optar por abandonarlo. Las experiencias de Karen destacan cómo ganar peso durante el programa inicio sentimientos de vergüenza y estrés. Por consiguiente, estaba a punto de perder la motivación y en peligro de sentirse como
un fracaso. En línea con esto, Stacy hizo hincapié en que algunos de los participantes habían dejado el programa porque no fueron capaces de mantener su pérdida de peso durante el programa. Con el fin de entender lo que las mujeres con experiencias como ésta pueden enfrentar, hay que tener en cuenta los riesgos de salud de una experiencia repetitiva de pérdida de peso seguidos por aumento de peso, y los cambios en el metabolismo del cuerpo, lo que hace cada vez más difícil perder peso, y por lo tanto, cumplir con sus propias expectativas, las de los trabajadores de la salud, y de la sociedad.3 Teniendo esto en mente, se podría criticar el énfasis en este sentido que ocupa el “efecto”
en el campo de la investigación sobre la obesidad.
Este estudio muestra cómo las experiencias de entrenamiento mientras se está en tratamiento se caracterizaron por malestar, vulnerabilidad y dependencia. Las participantes describieron una posición vulnerable dependiente del seguimiento del fisioterapeuta. Por ejemplo, se encontró que las mujeres repetidamente suprimían sus experiencias negativas con el fin de cumplir con las expectativas del fisioterapeuta y propias. Sin querer, el fisioterapeuta puede incluso contribuir a la intensificación de los sentimientos de extrañamiento y malestar, debilitando así en lugar de ayudar a la mujeres. La “dependencia” como un concepto no ha sido utilizado en otros estudios para describir el aspecto relacional entre el fisioterapeuta y pacientes. Sin embargo, varios estudios han hecho hincapié en cómo deben los médicos necesitan estrategias para dar poder a sus pacientes - en lugar de debilitarlos. Estos estudios sostienen que los médicos debe asumir la responsabilidad de transformar la vulnerabilidad experimentada por los pacientes
en fuerza, en lugar de en pérdida de poder tanto del médico como del paciente (Werner & Malterud, 2005). El término “empoderamiento” incorpora el concepto de poder. Es un proceso en el que los individuos están habilitados para tomar control de sus propias vidas, convirtiéndose así en forma gradual independientes del seguimiento de los trabajadores de salud (Cox, 1996). Esta línea de argumento tiene un paralelo con la perspectiva feminista de Beauvoir sobre la necesidad de prestar más atención a la propia (encarnada) subjetividad para sentirse libre e independiente. Nuestro estudio demuestra la necesidad
de abrazar este enfoque. Con el fin de lograr esto, el fisioterapeuta necesita mirar más allá del enfoque biomédico sobre el “efecto”, y prestar más atención a las experiencias de los participantes durante el entrenamiento. Poner las experiencias corporales de los participantes en primer plano - y no en segundo - podría realzar una visión en la que el cuerpo “grande” no se considera principalmente como un objeto que debería ser cambiado, mejorado y remodelado. Los sentimientos de malestar, distanciamiento y dependencia deberían ser discutidos dentro del grupo, y se deberían permitir los diferentes modelos para la comprensión de estas experiencias simultáneamente. Por lo tanto, la posición vulnerable descripta por las mujeres se puede cambiar por fuerza o un recurso en un contexto que promueva el empoderamiento a través del reconocimiento de la subjetividad encarnada en cada uno.
Tal vez el entrenamiento también necesite ser organizado de otra manera, incluyendo los propios puntos de vista de los participantes en relación cómo el entrenamiento podría llevarse a cabo, por lo que puedan encontrar maneras de hacer ejercicio que se experimenten como positivas. La elección es vista como un elemento central si los pacientes van a participar en la toma de decisiones compartida y si los fisioterapeutas
han de ofrecer un enfoque centrado en el paciente (Ogden, 2006). De esta manera, las mujeres sentirían mas motivación interior, en lugar de motivación externa (Elfhag y Rossner, 2008). Esto, a su vez, podría inspirar a las mujeres a continuar con el entrenamiento como un hábito durante toda la vida. Tal vez una combinación de ejercicios hechos
bajo las instrucciones del fisioterapeuta y un enfoque más “exploratorio” podrían hacer el entrenamiento más positivo y divertido? Este tipo de enfoque requiere tiempo así como
la confianza en la situación de los participantes, y significa que se discutan las interpretaciones tanto del paciente como del fisioterapeuta. Y se necesita una perspectiva que les permita ver el cuerpo como una “experiencia vivida”. Creemos valdría la pena probar dicho enfoque en la práctica clínica. Especialmente a las mujeres que han sufrido repetidos ciclos de pérdida y ganancia de peso, y experiencias negativas en los encuentros con los médicos y otros profesionales sanitarios. Ser recibidos con reconocimiento podría fortalecer su fe en sí mismos para que puedan confiar en sus propios cuerpos y, con el tiempo, llegar a ser más independiente del seguimiento cercano del fisioterapeuta.
y la presión para perder peso. Sin embargo, hay un sorprendente dilema adjunto a esta preocupación por perder peso - es decir, que tal presión puede a su vez conducir a una pérdida de la voluntad y la motivación para continuar con el entrenamiento, y como resultado, los participantes pueden optar por abandonarlo. Las experiencias de Karen destacan cómo ganar peso durante el programa inicio sentimientos de vergüenza y estrés. Por consiguiente, estaba a punto de perder la motivación y en peligro de sentirse como
un fracaso. En línea con esto, Stacy hizo hincapié en que algunos de los participantes habían dejado el programa porque no fueron capaces de mantener su pérdida de peso durante el programa. Con el fin de entender lo que las mujeres con experiencias como ésta pueden enfrentar, hay que tener en cuenta los riesgos de salud de una experiencia repetitiva de pérdida de peso seguidos por aumento de peso, y los cambios en el metabolismo del cuerpo, lo que hace cada vez más difícil perder peso, y por lo tanto, cumplir con sus propias expectativas, las de los trabajadores de la salud, y de la sociedad.3 Teniendo esto en mente, se podría criticar el énfasis en este sentido que ocupa el “efecto”
en el campo de la investigación sobre la obesidad.
Este estudio muestra cómo las experiencias de entrenamiento mientras se está en tratamiento se caracterizaron por malestar, vulnerabilidad y dependencia. Las participantes describieron una posición vulnerable dependiente del seguimiento del fisioterapeuta. Por ejemplo, se encontró que las mujeres repetidamente suprimían sus experiencias negativas con el fin de cumplir con las expectativas del fisioterapeuta y propias. Sin querer, el fisioterapeuta puede incluso contribuir a la intensificación de los sentimientos de extrañamiento y malestar, debilitando así en lugar de ayudar a la mujeres. La “dependencia” como un concepto no ha sido utilizado en otros estudios para describir el aspecto relacional entre el fisioterapeuta y pacientes. Sin embargo, varios estudios han hecho hincapié en cómo deben los médicos necesitan estrategias para dar poder a sus pacientes - en lugar de debilitarlos. Estos estudios sostienen que los médicos debe asumir la responsabilidad de transformar la vulnerabilidad experimentada por los pacientes
en fuerza, en lugar de en pérdida de poder tanto del médico como del paciente (Werner & Malterud, 2005). El término “empoderamiento” incorpora el concepto de poder. Es un proceso en el que los individuos están habilitados para tomar control de sus propias vidas, convirtiéndose así en forma gradual independientes del seguimiento de los trabajadores de salud (Cox, 1996). Esta línea de argumento tiene un paralelo con la perspectiva feminista de Beauvoir sobre la necesidad de prestar más atención a la propia (encarnada) subjetividad para sentirse libre e independiente. Nuestro estudio demuestra la necesidad
de abrazar este enfoque. Con el fin de lograr esto, el fisioterapeuta necesita mirar más allá del enfoque biomédico sobre el “efecto”, y prestar más atención a las experiencias de los participantes durante el entrenamiento. Poner las experiencias corporales de los participantes en primer plano - y no en segundo - podría realzar una visión en la que el cuerpo “grande” no se considera principalmente como un objeto que debería ser cambiado, mejorado y remodelado. Los sentimientos de malestar, distanciamiento y dependencia deberían ser discutidos dentro del grupo, y se deberían permitir los diferentes modelos para la comprensión de estas experiencias simultáneamente. Por lo tanto, la posición vulnerable descripta por las mujeres se puede cambiar por fuerza o un recurso en un contexto que promueva el empoderamiento a través del reconocimiento de la subjetividad encarnada en cada uno.
Tal vez el entrenamiento también necesite ser organizado de otra manera, incluyendo los propios puntos de vista de los participantes en relación cómo el entrenamiento podría llevarse a cabo, por lo que puedan encontrar maneras de hacer ejercicio que se experimenten como positivas. La elección es vista como un elemento central si los pacientes van a participar en la toma de decisiones compartida y si los fisioterapeutas
han de ofrecer un enfoque centrado en el paciente (Ogden, 2006). De esta manera, las mujeres sentirían mas motivación interior, en lugar de motivación externa (Elfhag y Rossner, 2008). Esto, a su vez, podría inspirar a las mujeres a continuar con el entrenamiento como un hábito durante toda la vida. Tal vez una combinación de ejercicios hechos
bajo las instrucciones del fisioterapeuta y un enfoque más “exploratorio” podrían hacer el entrenamiento más positivo y divertido? Este tipo de enfoque requiere tiempo así como
la confianza en la situación de los participantes, y significa que se discutan las interpretaciones tanto del paciente como del fisioterapeuta. Y se necesita una perspectiva que les permita ver el cuerpo como una “experiencia vivida”. Creemos valdría la pena probar dicho enfoque en la práctica clínica. Especialmente a las mujeres que han sufrido repetidos ciclos de pérdida y ganancia de peso, y experiencias negativas en los encuentros con los médicos y otros profesionales sanitarios. Ser recibidos con reconocimiento podría fortalecer su fe en sí mismos para que puedan confiar en sus propios cuerpos y, con el tiempo, llegar a ser más independiente del seguimiento cercano del fisioterapeuta.
Para mayor mejoría clínica sugerimos que en el campo de la investigación debería
ser complementado con investigaciones acerca de tanto las opiniones y experiencias
de las personas que participan en el programa de entrenamiento, como así también de los marcos institucionales y las ideas de género que se crean y utilizan.
de las personas que participan en el programa de entrenamiento, como así también de los marcos institucionales y las ideas de género que se crean y utilizan.
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